La ludopatía consiste en un trastorno, mediante el cual los individuos adquieren una obsesión por los juegos de azar, interfiriendo en sus vidas de manera progresiva, ya sea con dificultad para resistirse o contrayendo conductas repetitivas que los someten a este tipo de prácticas.
Según su etimología encontramos su significado en latín "ludus", como sinónimo de juego, y "patía" como enfermedad.
Cabe destacar, que la ludopatía no es una adicción, si no un trastorno en el cual los individuos no controlan sus impulsos, similares a los cleptómanos (robo compulsivo de objetos) o los pirómanos (obsesión por el fuego). Esto tiene repercusiones inmediatas en la vida cotidiana de quien la padece, ya sea en el trabajo, la familia e incluso la alimentación, que pasan a ocupar un plano secundario. El juego representa la principal preocupación diaria. La frecuente preocupación por los juegos de azar o la manera de conseguir dinero para gastarlo, genera tendencias a repetir conductas lúdicas previas, aumentando la suma de dinero apostado, y la frecuencia en las apuestas crean un fuerte malestar ante la pérdida, lo que implica esfuerzos repetidos sin éxito al intentar recuperar lo apostado.
Cuando la obsesión por los juegos de azar acaparan totalmente el tiempo de estos individuos, es necesario buscar que síntomas la causan y de que manera podemos finalizar con esta problemática.
En un principio, la causa principal es un largo historial de adicción familiar, la aceptación por parte del entorno familiar a los juegos, y que esto sea bien visto contribuye a padecer este trastorno.
Sumado a esto, pero no en todos los casos encontramos un temprano consumo de sustancias y síntomas de depresión. Las situaciones estresantes empeoran los problemas con el juego, ya que funcionan como método de control de la ansiedad.
Para tratarlo, el primer paso es la aceptación, reconocer el problema es indispensable para comenzar con el tratamiento. Asistir a grupos de auto ayuda, para compartir experiencias y contar con la guía de un terapeuta, otra práctica pueden ser las terapias cognitivas para buscar la raíz del problema y que lo mantiene, diseñando técnicas para reducir el hábito de jugar hasta eliminarlo.
Artículo creado por Alejandra Yaya y Karen Rodríguez
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